domingo, 8 de junio de 2008

"El político ariqueño debe ser de frontera"

Entrevista al P.Jorge Costadoat en diario electronico 'El Morrocotudo' de Arica.

El P. Jorge Costadoat, sj., doctor en Teología y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dictó dos charlas el lunes y martes recién pasados en el Centro Ignaciano de Arica. En un salón repleto de agentes pastorales, presentó la imagen de Cristo en la última reunión de los obispos latinoamericanos realizada en Aparecida, Brasil.
Como "corresponsal morrocotudo" -P.Nano Contreras- no pude dejar pasar esta oportunidad de hacerle una entrevista.

Padre Jorge ¿Cuál fue el motivo de su visita a Arica?
A petición del Centro Ignaciano, he venido a compartir con agentes pastorales los resultados de un acontecimiento importante para la vida de nuestra Iglesia: la 5ta Conferencia del episcopado latinoamericano en Aparecida, Brasil. Allí, obispos y laicos realizaron un amplio discernimiento de la realidad a la luz del Evangelio, porque saben que algunos temas requieren respuestas nuevas y más acordes al tiempo que vivimos. La Conferencia sirvió para compartir las riquezas y dificultades que vive Latinoamérica y, desde ahí, descubrir la invitación que Dios nos hace.

Nuestra ciudad está situada en un lugar limítrofe ¿Qué implicancias tiene esto para la teología que usted enseña?
La mezcla que existe en Latinoamérica se concentra de un modo particular en Arica, de eso no me cabe duda. Aquí se percibe intensamente ese especial modo de mirar la realidad, modo que ha sido el resultado de varias culturas y su mutua complementariedad. Nuestras raíces son tan profundas como comunes. Por eso negar nuestra hermandad con bolivianos y peruanos me parece ridículo.

Sin embargo, estas raíces comunes también son religiosas. A nuestra hermandad cultural hay que sumar la hermandad en la fe. Porque creemos en un Dios común, eso nos obliga a vernos no sólo como vecinos que se llevan bien o mal, sino también como hermanos de un mismo Padre. Esto es muy importante. La exclusión en una familia no viene al caso. Frente a Dios, mucho menos.

¿Y para la predicación de Jesús?
Si lees los Evangelios, algo que caracteriza a Jesús es su experiencia multicultural: actúa sin miedo a las fronteras geográficas y culturales. Siendo galileo, tuvo contacto con griegos, samaritanos y romanos. Y es en medio de esta riqueza cultural donde descubre que Dios es Padre de todos. Esto puede ser decisivo en el modo de predicar aquí a Jesús.

La devoción mariana aquí es fundamental...
Y en todo el país y nuestro continente también. Ahora, aquí tienen un modo de expresar el cariño por María que los distingue particularmente: los bailes religiosos. Es divertido, pero hoy en la mañana desperté con el sonido de un bombo. Después me explicaron que era un baile que practica temprano el domingo. Ciertamente es una riqueza religiosa sin comparación. Y en el contexto limítrofe ariqueño, esto puede dar muchas pistas. Porque si miras bien, la hermandad religiosa que produce la devoción mariana ‘desborda’ los límites geográficos. La experiencia de fe nortina es muy profunda y posee hondos lazos de hermandad con los otros países.

¿Qué implicancias sociales o políticas tiene todo esto?
La pregunta es muy amplia. De todos modos, me atrevo a decir que un político ariqueño, sea cual sea su tendencia política, debe ser un político de frontera. El contexto debería ‘obligarlo’ a ser distinto a uno de Rancagua o Puerto Aysén. Efectivamente, en cualquier lugar los políticos deben ayudar al bien común y no aprovecharse de un cargo donde está llamado a servir. Pero aquí en Arica, y mucho más si es cristiano, el político debería ayudar a la integración... debe ser de frontera. Si alienta sentimientos nacionalistas o enemistad con los demás, no solo debería ser castigado ‘en las urnas’ sino que contradice la práctica cercana e integradora de Jesucristo.

Finalmente, ¿qué le diría a tantas personas que se sienten alejadas de la Iglesia?
Es importante cuidar nuestras ‘pertenencias’, sea fuerte o más débil nuestra participación. Ciertamente en todo lugar hay problemas, y la Iglesia no está exenta de ellos. Pero no porque existan problemas o desacuerdos, hay que irse de ella y dejar de participar, porque la Iglesia está llamada a ser un lugar de encuentro con los demás y con Dios, hay que cuidarla mucho. Por lo mismo es más necesario, a mi juicio, cuidar los vínculos de pertenencia aunque sean frágiles.

Desgraciadamente nos hemos acostumbrado, como sociedad, a ‘rascarnos con las propias uñas’ y a validarnos por lo que somos capaces de consumir. Eso, inevitablemente, va carcomiendo nuestros vínculos sociales, sea en el club de fútbol, junta de vecinos o familia. ¡No es posible que alguien se sienta ‘parte de...’ solo en la medida que puede comprar cosas o haya visto tal o cual programa en la tele! Vivir así genera, al final del día, mucha soledad. Eso es muy cruel para quienes no tienen poder adquisitivo y muestra lo pobre de nuestros modos de relacionarnos.

Visto así, al ‘descolgarme’ de las instituciones no solo está juego mi pertenencia o la riqueza de mis relaciones sociales; en el caso de la Iglesia también está en juego la existencia de un espacio para que los excluidos de la sociedad se sientan ‘perteneciendo’, además la experiencia muestra que perdemos más que lo que ganamos alejándonos de ella.

Entrevista aparecida el 07 de junio en www.morrocotudo.cl

1 comentario:

Anónimo dijo...

Concuerdo con el Padre Costadoat. Los chilenos, peruanos y bolivianos muchas veces somos hermanos por la sangre. Pero podríamos ser mucho más hermanos porque somos cristianos.
Roberto Masama.


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